Jueves ordinario: la trampa

34 trampa en formación I izquierda

33 trampa en formación T profesional izquierda

Hace unas semanas, recibí un regalo virtual de una compañera del colegio alemán. Era un Aufgabenheft: el cuaderno de tareas para los alumnos. Anotábamos las asignaciones diarias y nuestros padres debían revisarlo diariamente. Los profesores lo aprovechaban para realizar algunas anotaciones o avisos, entre los que destacaban los famosos y conocidísimos recados. Estos, siempre con malas noticias y concentrados principalmente en falta de tareas.

// Las jugadas más bellas del fútbol americano tienen que ver -a mi parecer- con movimientos armónicos de la línea ofensiva. La mayoría de los fanáticos normalmente se fija en el QB o en los corredores y pierden el deleite de ver el trabajo de los linieros. Hay una jugada en especial donde bloqueos diagonales «esconden» un movimiento lateral y por detrás a cargo del guard ofensivo, quien toma por sorpresa a un jugador de la defensiva que no esperaba ser bloqueado de esa manera. Se le llama trampa, pues se confunde a la defensiva y especialmente a ese jugador que casi siempre cae en el engaño. //

Al ver el cuadernillo diabólico aparecieron en mi mente decenas de imágenes que ahora me provocan una sonrisa, pero que en esos años me impresionaban. Comparto un par:

Rafael B., compañero de segundo o tercero de primaria, detentaba un talento artístico excepcional. Sus dibujos de ciencias naturales eran asombrosos, tanto por su creatividad al convertir una hoja en blanco en un mapa espectacular, aún para el cartógrafo más reconocido (así lo decía la Frau Trujillo), como por el magnífico contraste que lograba al asentar los colores emanados de esos involvidables lápices de madera. Pero su talento no se limitaba a los mapas o a dibujos. No. Combinaba este talento, con su poco interés de realizar las tareas, que le provocaba recados continuos en su Aufgabenheft. Y ejecutaba la firma de su madre con maestría. Me dejó helado el día que lo vi firmar un recado con el temple que solo un artista posee. Y otro recado, y otro. El clímax fue cuando presencié cómo se calificó uno de sus dibujos, simulando el 10 con caligrafía idéntica a la de la maestra, con todo y el círculo característico y único. Bueno, no tan único, después de esa ejecución. Volteó a verme y sonrió. Mi tocayo Bastón.

// Antes de la segunda, otra de americano. Cuando estudiaba la carrera en el TEC, también era coach de los QBs del equipo de la Juvenil AA y mandaba las jugadas de la ofensiva. Por cierto, siempre me gustó apegarme al «librito». El responsable del programa de americano era el famoso y reconocido Pibe Vallarí, quien nos compartía su gran sabiduría y sobretodo su filosofía acerca del juego. Insistía en que lo primero era establecer un par de jugadas directas y claras. Nunca basar el plan de juego en engaños o jugadas secundarias. Es decir, concentrarnos en la ejecución de jugadas básicas y en el momento oportuno (pocos), hacer «trampas» o engaños. Muy lógico su argumento, pues ¿qué trampa puede existir en un desempeño basado en el engaño? Hay que generar una imagen de «recto» primero, para después llevar a cabo irregularidades con efectividad. //

Uno de esos días de la primaria en que cursaba el tercer grado olvidé una tarea. Lo que me mereció uno de esos recados malditos. Por supuesto que yo no tenía ni el arte de Bastón ni su frialdad. Menos a mis ocho años de edad. Pero tampoco quería entregar el recado a mi mamá. Así, se me hizo muy fácil comprar otro Aufgabenheft. Estaba por acabarse el anterior y simularía que estaba empezando uno nuevo. Puse las fechas de la semana, como siempre lo hacía con los nuevos y hasta copié las tareas de los días anteriores. Sin problemas. Cuando la maestra me pidiera el cuadernillo, le entregaría el nuevo, limpio y puro. Sin anotaciones en rojo. Ya en mi casa, por la tarde, con todo perfectamente planeado, empezó a quemarme en las manos el cuadernillo anterior, que contenía esa nota roja delatora de mis olvidos. Lo escondí primero bajo el colchón, después busqué meterlo en el clóset, en el cajón del buró y en el de la cómoda. Pero no parecía encajar en parte alguna: lo descubrirán, ¡me descubrirán! Así, opté por deshacerme definitivamente de él. Lo doblé a la mitad y a la otra mitad. Ahora sí no había retorno; ya estaba completamente arrugado. Ni cómo enderezarlo. Salí a la terraza y con decisión lo lancé hacía el terreno de atrás de la casa.

// Cuando era jugador en la juvenil AA en 1989, anotamos muchas veces con una jugada de engaño: 32 pase, en la formación I profesional. Con spiner y leyendo al saftey medio. Era una dicha mandar el pase al abierto que ejecutaba perfectamente una escuadra adentro a 15 yardas. Los LBs nunca llegaban, pues se clavaban con el engaño de carrera. Claro que esta jugada se sostenía al amparo de la 32 poder, que nos dio muchas yardas por tener una línea ofensiva disciplinada y ambiciosa al cargar, así como un FB fuerte y un HB elusivo y rápido. Este pase además del engaño con el HB, tenía un detalle bellísimo: el guard derecho salía de trampa larga a bloquear el posible blitz del ala defensiva. Por supuesto, la instalación técnica de esta jugada estaba a cargo del Coach Jorge Carriles. Uno de los mejores entrenadores que han existido en México; formador de jugadores y sobretodo de personas. //

Justo al lanzar el cuadernillo, me di cuenta que la ejecución había sido deficiente. Se abrió cual abanico y perdió velocidad en el instante. No alcanzó a superar la reja y rebotó contra el alambrado, para irse directamente al patio de abajo. Justo afuera de la puerta abierta del antecomedor, donde mi mamá ayudaba a mis hermanas con su tarea. «¿Qué haces Rafa?», me preguntó al salir y encontrar el cuaderno en el suelo, abierto: presentando el motivo del delito. Del engaño que nunca fue. De la trampa malograda.

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Notas:

  1. Siempre fui un estudiante honesto. Tal vez por ello, la ejecución de este intento de trampa mostró mi falta de pericia. Desde ese día preferí hacer mis tareas o enfrentar mis consecuencias, en lugar de desarrollar habilidades indeseables para la educación que me dieron. Por cierto, es un valor de vida que mantengo hasta ahora.
  2. En contraste, existe un juego maravilloso, que permite y exige que se practiquen los dos tipos de jugadas: las honestas y apegadas a la expectativa; así como los engaños, las trampas que ejecutadas con maestría provocan que nuestro espíritu (sí el deportista, pero también el de la pasión por el arte) explote, celebrando con júbilo estas jugadas maravillosas.
  3. Pero hay personas que en el juego de la vida también buscan llevar este arte a su realidad. Como delincuentes de calle o de cuello blanco. Como mentirosos que engañan y se engañan al no respetar sus acuerdos o sus valores: profesionales, personales o de pareja. Hacen trampa y se hacen trampa. Me parece que en este ámbito no es válido. Para eso, inventamos los juegos. Las trampas: esas que se celebran animada e ingenuamente cuando no causan daños de ninguna índole.

Seven …

Q: Why were all the other numbers afraid of seven?

A: Because seven ate nine.

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Tomado de «Jokes every man should know». Claramente es para niños y el mío lo disfrutó enormemente.

Jueves ordinario: el puente

Nuestros pensamientos y afirmaciones están profundamente ligadas a nuestras motivaciones y preocupaciones. Se relacionan principalmente con lo que vivimos y conocemos. Rara vez, nos aventuramos a pensar (o imaginar) opciones alternativas a la inmediatez de nuestra realidad.

Dicho lo anterior -que aunque tiene mucho de verdadero, podría animar la conversación de una velada tranquila de sábado (bien acompañada con vino tinto o cualquier otra bebida relajante)- quiero compartir en este jueves un par de conversaciones a propósito del puente del 15 de septiembre pasado.

Conversación con el abuelo preocupado por la educación

– A ver Bruno, ¿qué se celebra en el puente?
– Se celebra la libertad de México.
– ¿Libertad de qué?
– Libertad de no ir a la escuela.

Conversación con el papá insensible e inconciente

– Papá: ¿por qué tú no tuviste puente?
– No pedí el día de vacaciones
– No sabía que en el trabajo había algo tan feo como no tener puente.
-… (risas por dentro)
– Pero ¿por qué no saliste de puente?
– Ya te dije, no pedí el día de vacaciones
– ¿Tu jefe tampoco salió de puente?
– … (grrrr)
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Notas al margen:

  1. Felipe Calderón mostró entereza al hondear la bandera con su brazo izquierdo fracturado. Fue muy rápido. Como cuando tomó posesión en septiembre de 2006, Apareció de repente y de pronto ya todo había terminado. Es un síntoma de que está muy apresurado en el puesto. Normalmente esto sucede cuando los equipos no dan el ancho a las encomiendas. Equipo, por cierto, que él seleccionó.
  2. López Obrador dio unas horas antes también el grito, pero éste fue el de los libres, según sus palabras. Pidió movilizaciones en la defensa del petróleo. Perdido en las prioridades del país. Dicen que cuando alguien va a visitarlo a su oficina, el personal a su cargo le informa al visitante: «En un momento lo recibe el presidente».
  3. El atentado en Morelia sin duda marcó para siempre el 15 de septiembre de 2008. Se demuestra una vez más que la inseguridad en el país es lo de hoy. Las autoridades perdidas o corrompidas. Los medios explotando la noticia al máximo. ¿Y nosotros? ¿Libertad? ¿Independencia?

 

El de «El Viejito»

Un señor muy pero muy viejito muere. Debido a una vida plena y generosa va directamente al cielo.

Ese día Jesús está sustituyendo a San Pedro en las puertas del paraíso. Al ver que se acerca el viejito, le pregunta con gran amor:

– A ver anciano, ¿cuál es su nombre?

– Uy, la ve-erdad que no me acue-erdooo, responde el viejito con voz triste y temblorosa.

– Bueno, ¿de dónde viene usted?, pregunta amablemente Jesús.

– Uy, la ve-erdad que no me acue-erdooo.

-Alguna referencia o lo que recuerde podrá servirnos.

– Lo único que me acue-erdo es que fui carpintero y tuve un hijo muy famo-oso …

Los ojos de Jesús se llenan de una luz más intensa y exclama emocionado y abriendo los brazos:

– ¡Papá!

A lo que el viejito, igualmente emocionado, responde abrazándolo:

– ¡Pinocho!

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Chiste tomado de Luis María Pescetti, artista dedicado a entrener a los niños.  Material muy recomendable en viajes largos dentro y fuera de la ciudad. Reduce enormemente la pregunta inminente «¿Cuánto falta para llegar?»

http://www.luispescetti.com/

Jueves ordinario: águila griega

Estudié un par de cuatrimestres de Filosofía en el esquema abierto de la Universidad Panamericana. Intentaba saciar esa sed de verdad que estaba buscando. Sumergirme en los clásicos me apasionaba y las sesiones uno a uno que brindaba el modelo de tutoría de la carrera me atraía muchísimo: platicar durante más de dos horas con expertos catedráticos sobre temas tan apasionantes; ni mandado a hacer. Así, una profesora -al estar revisando algunos extractos de Aristóteles- me señaló: «La verdad no ha cambiado para el ser humano, sobretodo al hacernos concientes de que nuestras capacidades son las mismas que las de los griegos, quienes vivieron cinco siglos antes de Cristo.» Me miró fijamente para no perderse mi reacción. Seguramente le satisfizo mi expresión de sorpresa al abrir los ojos y prosiguió: «Ni siquiera ha cambiado ese afán soberbio de cada generación de buscar una verdad nueva, su verdad. Pero no hagas mucho caso de esto último que digo, pues la secuencia de este razonamiento casi siempre desemboca en la relatividad. La que es contraria e inconsistente con la Verdad.»

Supe que las primeras verdades iban con minúsculas y que la última iba con mayúscula por la gran expresión no verbal que acompañó a su énfasis fonético. Quedé impresionado por la primera parte del argumento, incluso me hizo sonreír la segunda parte habilidosa y apegada a una de las aficiones griegas: el amor a las paradojas. Pero la última afirmación me desencajó. «¿Cómo -pensaba cuando regresaba más tarde a mi casa- alguien con una agudeza tan brutalmente evidente, puede jugar con sus capacidades magistralmente, expandir su mente hasta la frontera de la conciencia máxima para después regresar a un postulado absolutista, pero sobretodo repetitivo y aburrido?»

Unos años después -todavía en años de universidad- tomé un diplomado en oratoria y uno de los catedráticos afirmaba: «México es un país occidental por naturaleza. Heredamos de los griegos la lógica que nos caracteriza. A pesar de los múltiples esfuerzos que hacemos como sociedad, somos más parecidos a la Grecia democrática que a los pueblos bárbaros y autoritarios prehispánicos.» De acuerdo o no con este postulado, sobretodo después del bombardeo insistente que hemos recibido desde niños a través de los libros de la SEP, esta argumentación siempre me hizo imaginar que los griegos estaban en el futuro y los aztecas en el pasado.

Basta de anécdotas sobre mi afición a los griegos. Bueno un par más. Como he escrito en un post anterior Jueves ordinario: La ilusión hace unos años empezamos a nombrar algunos proyectos con nombres de la mitología romana (influenciada enormemente por la griega). Así le pusimos Mercurio a un proyecto por el Dios del Comercio (Hermes en la mitología griega). Y Saturno a otro proyecto (que no fue por la mitología, sino por el planeta, pero también fue Dios romano, su equivalente griego Cronos). Cuando buscaba un nuevo nombre apareció por obra de magia Júpiter, Zeus es su equivalente griego. Hijo de Cronos, quien tratando de evitar su destino (ser destronado por uno de sus hijos) se comía a sus hijos recién nacidos. Su esposa Rea lo engañó cuando nace Zeus al darle una piedra envuelta en un pañal. Zeus fue ocultado en una cueva al pie del monte Egeos. Fue amamantado por unas niñeras y nodrizas; y existen algunas versiones que señalan que también fue alimentado por un águila enviada por Rea.

Cuando Zeus crece derroca a su padre Cronos, convirtiéndose en el rey de los dioses olímpicos. Dios del cielo y del trueno, con atributos que incluyen el rayo, el toro, el roble y -claro- el águila.

Las águilas son aves depredadoras que pueden ser encontradas en prácticamente todo el mundo, Caracterizadas por su gran tamaño, constitución robusta, cabeza y pico pesados, poseen una vista extremadamente aguda que les permite visualizar presas potenciales, sin perder el panorama completo de su entorno: el águila real posee dos puntos focales en sus ojos, uno para mirar de frente y otro para localizar la mirada hacia los costados escudriñando la distancia. Como México, muchos pueblos y países han tomado al águila como símbolo nacional. Como dato adicional, viví más de 20 años en «Las Águilas» en la ciudad de México.

Por tanto, me pareció que un buen nombre para este espacio era precisamente águila griega.

Foto tomada del Blog  aquileana.wordpress.com

Imagen tomada del Blog aquileana.wordpress.com