¿Qué nos maravilla más: el funcionamiento de nuestro cerebro al procesar los estímulos provenientes de la realidad y los procesos posteriores que van encimándose, mezclándose hasta rozar grados de abstracción inauditos? ¿O la realidad misma que escapa a nuestra insistente y necia intención por aprehenderla? ¿O el dinamismo que resulta de su convivencia y por tanto de una lucha que muchas veces se ha adjetivado como cósmica y determinante en la resolución de nuestra existencia?
Tal vez lo que maraville más son los cuestionamientos que somos capaces de formular en el ocio (ése que se busca y a veces se alcanza algunos jueves) y sobretodo las líneas que estamos dispuestos a compartir para introducir un tema lleno de subtemas casi sin conexiones, salvo porque han pasado por nosotros en los días recientes. Así, hagamos de este jueves una ensalada donde convivan realidad y opinión, considerando algunos hechos recientes y relevantes.
Harry Potter y el misterio del Príncipe Mestizo (la película) es -como casi todo mundo acepta- un fenómeno social. Sigue proyectándose por todo el mundo a más de un mes de su estreno y según los expertos (de los que tengo dos en casa) ha sido la mejor producción de la serie del mago estrella de la casa de Gryffindor. Muy seguramente los libros de J.K. Rowling serán los primeros que lea mi hijo en el género de novela. ¿Alguien más presencia diariamente los hechizos de Harry, a través de ese pequeño personaje que también trabaja de hijo y que -al ejecutar los movimientos con la varita- uno no puede evitar preguntarse si no estará ya mentalmente afectado?
Las bicicletas del DF son la mejor ilustración tercermundista de nuestro país. No hay un reglamento claro para el respeto a los ciclistas y menos contamos con infraestructura para que la convivencia con los automóviles tenga un mínimo de seguridad. Bueno, lo único que tenemos es una ciclopista con tramos tan inseguros que recientemente una jóven murió atropellada por la ineptitud no de los conductores sino de la autoridad. Va a haber bicicletas, pero no hay camino en donde puedan usarse de manera efectiva. Con qué desprecio solemos referirnos a los poblados más pobres de nuestro país: «pueblos bicicleteros», decimos. ¡Ya quisiéramos!
Human Rigth Watch ha emitido un informe en el que señala que las violaciones por parte del ejército a los derechos humanos son cuantiosas y flagrantes. Hace unos días escuchaba a su vocero referirse hacia el Presidente de México con mucha agresividad. Más allá de que su informe sea correcto o no, me dio mucho coraje que este tema se analice sólo desde un ángulo. El ejército está haciendo su trabajo de acuerdo a la línea de mando y me parece que lo hace lo mejor que puede, que es mucho mejor que cualquier cuerpo de policía del país. Por supuesto que van a existir puntos que resolver, pero habría que emitir un dictamen que contemple las aportaciones que también hace, incluyendo evaluaciones como las de aceptación de la sociedad, que lo sitúan en el grupo con más alta credibilidad del país.
La crisis económica internacional parece debilitarse un poco: algunos países europeos como Francia y Alemania registraron ligeros crecimientos en su producción en el segundo trimestre, aunque otros como España siguen cayendo sin ver todavía el fondo. Estados Unidos de América también ha registrado indicadores menos malos de los esperados. Y aquí en México también se han registrado algunos signos no tan negativos. No hay lugar para la euforia (que no tardará en presentarse en los mercados en un par de trimestres), pero sí para la esperanza: siempre habrá lugar para convencernos de que las cosas van a mejorar. Es casi obvio, pero no hay que olvidar que la mejora siempre empieza con la actitud.
La alegría panbolera nos inundó el día de ayer. El país se paralizó prácticamente desde las dos de la tarde y hasta la noche en algunos sitios. Somos un pueblo increíblemente divertido: festejamos como si se hubiera ganado algún torneo internacional de categoría y la realidad -ésa de la que hablábamos al principio- es que todavía estamos muy lejos de calificar al mundial. Pero no importa, pues también estamos buscando un pretexto que nos dé esperanza y nos haga sentir mejor. Al fin y al cabo, casi estamos seguros de que la inseguridad y la convivencia en la ciudad de México se solucionarán como por arte de magia. Aunque habría que aceptar que tendremos que recurrir a hechizos verdaderamente potentes, pues la complejidad de nuestra economía y el surrealismo de nuestra política sólo pueden enfrentarse con el coraje que ayer mostraron los seleccionados.
En fin, aunque es muy poco probable que todos estos sucesos estén conectados directamente, es un hecho que nos marcan y que la manera en que los interpretamos definen -aunque sea un poco- la actitud con la que nos levantaremos el día de mañana.
Filed under: Deportes, Economía, Filosofía, Jueves ordinario, Política, Sociedad, Vida en la ciudad | 4 Comments »